El plagio es cuando una persona toma las ideas o palabras de alguien más y las utiliza “sin darle crédito a la persona cuyas ideas o palabras se están utilizando” (Park, 2003, p. 471).
Es decir, el plagio es la copia total o parcial, del trabajo de otra persona, y su posterior apropiación. En ese sentido, debemos recordar que el plagio es una infracción a los derechos del autor de una obra. Por ello, está sujeto a sanciones legales.
El plagio puede surgir intencionalmente o de forma no intencional y, en realidad, ocurre con bastante frecuencia. Sin embargo, podemos decir que las situaciones más comunes en las cuales se comete un acto de plagio, son:
- Un libro que contiene una trama, idea o historia similar a otro libro.
- Un Trabajo académico que utilice elementos de investigación de otras personas, sin acreditar las referencias debidamente.
- Películas o material audiovisual que sean similares entre sí.
- Invenciones que contengan elementos muy similares a los utilizados en una patente.
- Copias de logotipos, marcas, eslóganes y elementos incluidos en el carácter distintivo de cualquier marca o producto.
La legislación y los derechos de autor o la propiedad intelectual
Con el fin de proteger a los autores del plagio, la ley establece lo que llamamos propiedad intelectual. En este aspecto, nos referimos a una serie de marcos legales que buscan proteger los intereses de los autores. Del mismo modo, promueven la invención y creación de sus patentes y los derechos de los mismos.
Las herramientas que componen dicho marco legal permiten que una persona no copie y reproduzca la obra original de su respectivo autor. Si una obra es plagiada, la justicia obligará a asumir la responsabilidad por daños y perjuicios e impondrá sanciones al autor del plagio.
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